De nuevo en el tajo

Después de la profunda depresión política que me produjo lo ocurrido en el Congreso del pobre PSN, y en parte también del PSOE, y una vez recuperado, o eso creo, me decido a escribir de nuevo sobre temas políticos lleno de perplejidad, preocupación y escepticismo.

Dicen, ahora que hemos tenido la Olimpiada de Pekín hasta en la sopa, que el 8 es el número de la suerte para los chinos, lo que utilizando elementos democráticos significa que también lo debe ser para el resto de la humanidad, en minoría respecto a ellos, y según algunos “expertos” llevarlo ha supuesto que Samuel Sánchez haya ganado la medalla de oro. No creo en estas cuestiones poco científicas ya que nací en 1948, otra vez el 8, y no es que eso me haya favorecido demasiado, por lo que pienso que Samuel, un excelente ciclista, si hubiera llevado otro número lo habría conseguido también.

Nos está tocando vivir, o quizás sufrir un año terminado en 8 por lo que utilizando la tradición china debiera ser un buen año. Pero me temo que no va a ser así, y de verdad que lo siento. No sólo porque la economía nos esté dando un gran disgusto, a pesar de que los dirigentes de mi partido, los que saben, nos pintaban un paisaje muy diferente hace apenas unos meses. Mentir para los católicos es pecado; para las gentes de izquierdas es ir contra los principios básicos de nuestra ideología, y debiera estar desterrado de nuestra praxis política. Espero que en el 2012 si perdemos las elecciones alguien reflexione sobre ello.

También veo negros nubarrones por estas tierras. La vuelta a los “cuarteles de invierno” de mi compañero Zapatero, producto en buena medida de los errores tácticos y estratégicos de algunos que en lugar de empujar hacia adelante lo están haciendo para atrás, hace que no podamos ser optimistas en lo referente a la resolución del denominado “problema vasco”, que como ya hemos comentado muchas veces engloba los dos grandes temas pendientes de resolver desde la transición: el de la paz, la eliminación de tensiones centro-periferia, lo que él denomina consolidar la “España plural”.

Errores tácticos y estratégicos cometidos especialmente desde ETA y su entorno, al romper abruptamente la esperanza que se abría en las conversaciones de Loyola. Visto desde la lejanía (en qué mundo vivimos que lejanía en política sean apenas 18 meses) deberán pasar muchos años para situarnos en un escenario igual, o simplemente parecido. Pero también desde el nacionalismo moderado se están cometiendo errores al quebrar aquel camino, desviándose hacia otro sin salida con la famosa consulta.

Siempre he tenido un gran respeto y un cierto cariño por Ibarretxe, pero desde que rompió su tándem con Josu Jon Imaz y se echó en brazos de Egibar eliminó la posibilidad de pasar a la historia como el “solucionador” del problema vasco. Nuevamente los políticos se empeñan en actuar en claves tácticas, a corto plazo, para ganar elecciones, en lugar de mirar a largo y con claves estratégicas.

Errores y más errores. Como error es desactivar a ese gran valor de la política vasca, Imaz, con un puesto empresarial de relevancia. Nuevamente la táctica gana a la estrategia, aunque en este caso espero y deseo que el alumno, Urkullu, pueda superar a medio plazo al profesor, y ayude a resolver este enredo.

En el mundo de ETA y Batasuna ocurre algo parecido, aunque ahí el error en lugar de manifestarse en forma de cargo en Petronor lo fue en celda de cárcel. Así nos encontramos con que a las grandes esperanzas para el diálogo, más Barrena que Otegi, las encerramos dejando esto en manos de cuatro descerebrados. Como en el apartado anterior sólo nos queda la esperanza de que uno de los pocos que piensan y están en la calle, Díez Usabiaga, adquiera el protagonismo que necesitamos, y me suena que pueda ser así. ¡Ánimo Rafa!, a ver si encontramos de nuevo en la otra orilla a gentes dispuestas a volver a reconstruir los dinamitados puentes.

Con ETA también nos pasó, aunque en este caso habría que remontarse algo más atrás. La caída de Mikel “Antxa” nos ha llevado a la situación actual, y no sé si esta vez con la detención de “Thierry” se ha actuado en clave de estrategia, o nuevamente sólo de táctica. Noto en las últimas semanas como una especia de calma chicha, que en términos marinos además de producir una sensación agobiante e inquietante, suele ser el preludio de una gran tormenta. Ojalá me equivoque, pero tengo la sensación de que nos vamos alejando de la consecución de la ansiada paz.

Una vez que me he decidido a escribir de nuevo, al releer este artículo detecto que la depresión post congresos ha producido una visión excesivamente negativa de la situación actual. Prometo en el siguiente aportar mis claves para resolverla con algún mensaje a quien manda, en especial a mi compañero Zapatero, con pocas expectativas de que lo lea, y nulas de que me haga caso.

A pesar de todo seguiremos en la lucha, a ver si el 8 chino nos echa una manita

Comentarios

  1. Ya dijo Ortega que “yo soy yo y mi circunstancia”. ¿Pues Zapatero no iba a ser José Luis y la circunstancia de José Luis? También se habla del eterno retorno, del mito de Sísifo, del mundo como un sinfín de recurrencias... y hasta hubo quien profetizó el final de la historia.

    En vano la gente acomodaticia se atrinchera en la anestesiante pretensión de que nada nuevo puede ocurrir. Miremos hacia atrás y admitamos que ni Confucio logró inocular la perenne resignación entre sus paisanos.

    Nada, que un PSOE sin fuelle, sin el ímpetu de liberarse de mediocres politiquerías y de rémoras, no entra en mis cálculos. La circunstancia de Zapatero es la circunstancia de millares de socialistas y de millones de conciudadanos suyos. Si es pétreo y no quiere escuchar, ¿qué futuro le aguarda a Zapatero?

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