Solidaridad con Soziedad Alkoholika

Conocí la existencia de S.A. a través de mi hijo adolescente, hace más de diez años. Recuerdo su música contundente, y las sudaderas que tuve que comprarle con el famoso círculo con el SA dentro. También su presencia en San Javier (Murcia), y lo digo porque tuve que estar llevando y trayendo a mi hijo y sus amigos desde La Manga donde veraneábamos.

Posteriormente y ya como concejal de cultura de Villava-Atarrabia les trajimos en dos ocasiones a nuestro pueblo, con serios problemas por las presiones que el Alcalde recibió de la AVT y de UPN. Pero aguantamos el palo de la vela, y los dos conciertos se hicieron. El último en la sala Totem fue un ejemplo de directo rotundo y contundente, de cómo una banda de rock se “sale” en una actuación para enmarcar. Antes una agradable comida que cimentó una relación humana.

Por cierto hay una anécdota significativa del primero. En aquel momento mantenía un pulso con los jóvenes de la “Gazte Asanblada” de aquí, no porque impidiera que realizaran libremente sus actividades en un local municipal, sino porque en un momento dado se portaron como verdaderos gamberros, y eso no lo debía ni podía consentir. Sabía que utilizarían el concierto de SA para hacer algún acto contra mí, por eso hablé con ellos para que no se preocuparan que si lo hacían no pasaba nada. Así fue, al final del grupo telonero subieron al escenario me pusieron a “parir”, y en medio minuto actuaron los SA que es a quienes la gente venía a ver. Es una anécdota importante, porque creo que no crearles problemas en esa situación sirvió para acercarnos personalmente.

Es probable que piensen muy diferente que yo en lo referente a la política, pero eso no es lo realmente importante, porque lo que nos une es la música, una manera de entender la música, en concreto el rock and roll, y también la libertad de expresión. Aunque quizás con los años me guste un rock más sosegado, escucho también su música.

Ellos en su día hicieron una canción que después de muchos años la AVT recuperó para machacarles, y presionan para impedir que puedan actuar en el resto de nuestro país. Es como si a mí me machacaran ahora porque pertenecí a un partido ilegal como el PCE, porque tiré piedras a los grises, o porque en 1970 me detuvieran por manifestar mi rechazo al Juicio de Burgos contra militantes de ETA. Reconozco que en aquel momento me sentía cerca de la lucha que realizaban, aunque la mía fuera de otro tipo. Lo mismo podía pasar con Ana Belén y Víctor Manuel, por poner un ejemplo musical.

Por eso ahora me indigna la campaña de acoso que están sufriendo, y más aún después de que un Juez les haya declarado inocentes de lo que se les acusaba: de apoyar al terrorismo de ETA. Se han manifestado públicamente en contra del uso de la violencia, y con eso basta. Ellos son músicos, músicos de rock and roll, y por tanto transgresores, pero lo que no son, es etarras.

Vaya desde aquí mi apoyo en estos momentos difíciles, y mi llamamiento que lo haré efectivo en la medida de mis posibilidades, a aquellos responsables municipales de mi partido para que si les gusta su música, o les gusta a los jóvenes que representan, los fichen para actuar en los pueblos de Andalucía, de Castilla, Extremadura o Madrid. Seguro que no se arrepentirán, porque siempre se dejan la piel en el escenario.

Soy consciente de que lo que digo ahora “no toca”, pero no me gusta el clima que existe en los últimos tiempos de criminalizar todo, incluida la música y los músicos, y lo hago desde una posición de víctima del conflicto, reconociendo al mismo tiempo, que las hay en ambas orillas, y ésta es una prueba de ello.

Por eso y contra corriente les digo: ¡Aúpa S.A., estamos con vosotros!

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