Sentimientos, sensaciones, pasado, presente y futuro

Hace tiempo que no termino de estar a solas conmigo mismo, me faltan esas largas tardes de diálogo interno rememorando lo que leía en “El lobo estepario” de Hermann Hess. Esos momentos en los que escudriñaba hasta lo más profundo de mí ser. Antes disfrutaba más de esos instantes, quizás ahora demasiado despistado con mirar hacia fuera, hacia los demás. Pero esta tarde de una fría y lluviosa primavera más propia del otoño, en la que sí es posible la añoranza, he vuelto a recuperar lo que escribí hace diez años ya. ¿He cambiado tanto en estos años? Creo que no, aunque algún jirón me he dejado por el camino. No me arrepiento de nada de lo hecho, aunque algunas cosas, si se pudiera dar marcha atrás al tiempo, las haría de manera diferente; perdón, muy diferente.

Ahora, como entonces, vuelven a mí sonidos del pasado, y al hacer un recuento de esa música encuentro poco de la denominada "culta", quizás el Adagio de Albinoni y poco más. Pero sí llegan ecos del "And I love Her" de Beatles, la fuerza de "Dust in The Wind" de Boston, "The End" de Dors, el "Biko" de Peter Gabriel, la fantástica adaptación de un clásico como "Cuadros de una exposición" de Musorgski interpretado por Emerson, Lake and Palmer con un increíble solo de guitarra, la sensibilidad de Jonh Denver en su "Today" o "Rimas y Razones", de Melanie con "Let it be mi", James Talor cantando "Tienes un amigo" esa canción con mensaje subliminal de Carol King. Canciones de Bruce Springsteen, Eagles, Paul Anka, ….. Y las reivindicativas, las utópicas de Joan Baez, Bob Dylan. En apartado más cercano, la emoción que me produce escuchar a Triana en su "Dr. Troncoso", las canciones de los Secretos (descansa en paz Enrique Urquijo), o ese grupo excepcional e incomprendido que fue Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, que tienen en su haber una canción que aún me estremece al escucharla: "Sólo pienso en ti". Cada una de ellas tiene asociadas caras, nombres, un tiempo, unas sensaciones, unos recuerdos que creía olvidados.

También he dado un repaso a la literatura que me ha ayudado a ser quien soy, aquella que removió mis entrañas. Algunas de las primeras fueron la ya comentada "El lobo estepario" de Hermann Hesse, "La metamorfosis" de Kafka, el "Escucha hombrecito" de Reich. Pero de manera especial poesía, los poemas de Miguel Hernández, ahora justamente recuperado, Machado, Blas de Otero, Celaya, Salinas. Algunos los descubrí también a través de la música, en este caso de Paco Ibáñez; qué gran concierto a principio de los 70, o de Serrat. Poesía de Walt Whitman, de Neruda, o el dramatismo de los "Poemas y canciones" de mi admirado Bertolt Brecht. Eso en un momento en el que mi nivel de lectura pasa por mínimos preocupantes aunque disfrute de más tiempo libre. Esta mañana como queriendo justificarlo he ido a hacerme unas nuevas gafas para poder leer mejor. Veremos si surte efecto…

Y el cine. Aquellas sesiones clandestinas en la escuela de Caminos y de Teleco de Madrid viendo el de Sergei M.Einsenstein, en especial "El acorazado Potenkin", "Octubre", "Ivan el terrible y la conjura de los boyardos" con las primeras escenas en color. Sesiones de cine forum viendo las obras de arte de Fellini, Buñuel o Pasolini. Su "Teorema" es una de las películas que más me ha hecho pensar, en una época donde se pensaba. Luego horas y horas de tertulia con una cerveza en la mano, que era lo más que en aquel tiempo nos permitíamos los estudiantes. Los conciertos en el San Juan Evangelista, algunos con salidas apresuradas ante la presencia de los "grises". La pintura de Francis Bacon, y como no, Picasso y su "Gernika" aún colgado en la pared de mi casa de Villava, quizás como un símbolo de lealtad a mi generación, la del 68. Todo ello aderezado con un suave olor a pachuli, y alguna que otra transgresión en un momento en el que éstas me brillan por su ausencia.

Cuando estos recuerdos llegan, observo a los nuevos adolescentes, y me surge la pregunta: ¿Éramos aquellos jóvenes antifranquistas mejores que los de ahora, o simplemente diferentes? Como la canción de Dylan: la respuesta está en el viento, pero a mí personalmente me gusta más aquella generación. La del romanticismo, el idealismo, la solidaridad, el ansia de conocer, el compromiso social y político, la lucha por la libertad,……..la de la utopía. Hoy estos principios parecen obsoletos inmersos en un individualismo egoísta y esterilizante. ¿Quién mira ahora al “otro”? Todo se consume deprisa, sin saborear, desde la comida a las relaciones sentimentales o sexuales. “Aquí te pillo, aquí te mato” y no molestes mucho….

¿Por qué hoy este remembre? No lo sé muy bien, quizás porque hay momentos en los que sientes que algo profundo está pasando en ti, y es probable que esta tarde me esté ocurriendo uno de esos. Nunca se debe mirar demasiado hacia atrás porque corres el peligro de convertirte en estatua de sal, pero a veces viene bien retroceder para dar un impulso hacia delante; para romper una especie de muro invisible que te impide avanzar hacia el futuro. Ojala sea hoy, porque siento que llevo demasiado tiempo paralizado.

Dicen que cuando alguien hace "inventario" es síntoma de que se ha llegado al final del camino. No siento que sea ese mi caso porque tengo unas inmensas ganas de vivir; amplío: de vivir feliz, pero si es cierto que cada persona es la suma de cómo se comporta, de lo que escribe, de lo que habla, y también de su música, de su literatura, de su cine, de su arte, de su entorno o su "tempo" preferidos, aquí entonces hay una parte de mí. Quizás por eso he comenzado de nuevo a escucharlas, y espero que a leerlos……., y que esto me sirva para despertar de un demasiado largo letargo.

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