A favor de las primarias en el PSN-PSOE

Leo con sorpresa y un punto de incomprensión las declaraciones que acaba de realizar el Secretario General de mi partido, el PSN-PSOE Roberto Jiménez, a través de las cuales se postula como candidato a liderar la lista de las próximas elecciones autonómicas del próximo año. Hago estas reflexiones de manera exclusivamente personal y en uno de mi libertad de expresión que siempre he defendido a lo largo y ancho de mi ya larga vida política.

Me parecen precipitadas y desafortunadas dado que este tema no ha sido debatido y mucho menos aprobado en el órgano de decisión correspondiente que es el Comité Regional al cual pertenezco.

No dudo que si hubiera sido así probablemente se habría aprobado por amplísima mayoría, pero como aún no se ha realizado ese debate y por tanto esa decisión es por eso que alzo mi voz para proclamar la inoportunidad del anuncio de manera unilateral y puramente personal.

Una de las críticas que la sociedad hace en los últimos tiempos a los partidos políticos es precisamente que las decisiones se tomen en su interior de esa manera, por eso el deber de un buen líder moderno es ir limando ese tipo de errores más propios de otras épocas del pasado. Democratizar los partidos resulta fundamental para volver a recuperar la confianza perdida y que así dejemos de ser un problema para nuestros ciudadanos.

Pero existe un elemento positivo en esas declaraciones y es que en ellas abre la posibilidad de que esa elección se realice una manera más democrática: a través de unas primarias, experiencia ilusionante que nuestro partido practicó de manera novedosa y que generó entusiasmo dentro y fuera del mismo. Sería un detalle que le honraría el que estuviera dispuesto a volver a ejercitar esa experiencia, y desde aquí le emplazo y animo a que lo haga.

Dentro del PSN al igual que en el PSOE conviven de manera civilizada diferentes sensibilidades, unas más centradas y otras más situadas a su izquierda. La única corriente organizada es precisamente en esa dirección: Izquierda Socialista de Navarra, y no sería extraño que si se diera la oportunidad de realizar esa primarias hubiera una candidatura que pudiera contar con un apoyo mayor por nuestra parte, o incluso que el candidato o candidata surgiera precisamente de ahí.

Todo ello dejando muy claro que cualquier resultado que saliera de dichas primarias no solo sería asumido sino que contaría sin ninguna duda con nuestro apoyo entusiasta como siempre ha sido.

Por eso el anuncio de Roberto Jiménez aun siendo criticable inicialmente puede ser aplaudido si se transforma en la posibilidad de realizar en el seno del PSN esas primarias.

Ojala recoja este guante democrático que le lanzo porque estoy convencido de que de hacerlo supondrá un fortalecimiento de las opciones socialistas de cara a conseguir el Gobierno de Navarra para las fuerzas progresistas y de izquierda.

Comentarios

  1. Buenos días, José Luis:

    Está claro que las elecciones primarias no son la panacea de la democracia interna de los partidos, pero en cualquier caso son un pequeño avance frente a la designación por la C. E. R. o por el Comité Federal, etc.

    La mayor crítica que se puede hacer desde fuera de los partidos es que debiendo ser los partidos instrumentos para canalizar la participación ciudadana en la política, en lugar de esto se convierten en empresas explotadoras de marcas electorales, cuyas comisiones ejecutivas o direcciones son meras direcciones de empresa, y para más inri, en los partidos se practica un culto al líder que nos recuerda más nuestro pasado evolutivo que nuestro estadio actual de animales más o menos racionales.

    En los partidos políticos el workflow de una propuesta va en el sentido contrario al que debería ir si un partido sirviera para canalizar la participación ciudadana en política, ya que el líder hace la propuesta, los órganos de dirección -en teoría- la asumen, y los militantes la acatan y la defienden.

    Parece lógico pensar que si un partido político es o debería ser una agrupación de personas con unas inquietudes similares (llámese ideología, intereses, o lo que sea), las propuestas deberían fluir desde la base hasta la "dirección", máxime en los partidos de izquierda, que no en balde denominan a sus direcciones como comisiones ejecutivas, y otorgan a sus líderes el cargo de secretario general y no el de presidente o director.

    Podría parecer que la intención es indicar que los secretarios generales son meros gestores que se dedican a ejercer la portavocía de las propuestas del partido ante la sociedad, pero resulta que en la práctica, también en la izquierda los líderes funcionan a la vieja usanza, a la usanza de todos los mamíferos inferiores, si se me permite la licencia de ser no muy científico en la expresión.

    Así pues, que Roberto Jiménez se postule como candidato a la presidencia -y vaya por delante mi aprecio por él en lo personal y respeto como político- es solo un paso más en el paripé pseudodemocrático que los líderes ejercen dentro de los partidos.

    Creo que deberíamos aspirar a que haya organizaciones políticas que estén basadas en las propuestas y en el trabajo, en lugar de estar basadas en estructuras jerárquicas de control férreo, que acaban convirtiéndose en meras camarillas de poder que eligen a los cargos públicos por cooptación, lo que profundiza cada vez más ese modelo de camarilla sectaria, aleja a las élites de los partidos del resto de la sociedad, produce en muchas ocasiones comportamientos éticamente indeseables y desde luego socava los principios básicos de la democracia.

    Así pues, las primarias son un pequeño avance en el sentido de que los militantes pueden elegir directamente a la persona que quieren que les ordene lo que tienen que hacer en cada momento, pero no soluciona el problema de raíz, que es la inadecuación del workflow de los partidos para que sean organizaciones verdaderamente democráticas y al servicio de la sociedad.

    En el caso del PSOE, es que si mal no recuerdo, además el Comité Federal tiene en su mano la decisión de celebrar o no primarias en una federación concreta, es decir, una democracia de república bananera, que establece reglas a la carta al servicio de las élites.

    Creo que no puedo ser más claro. Cuando queráis corregir estos problemas de fondo, me llamáis, que ahí estaré como uno más.

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