La huelga y sus consecuencias

El próximo miércoles este país vivirá una nueva Huelga General, la sexta de importancia desde que llegó la democracia. Es cuando menos llamativo que cinco de ellas se hayan convocado gobernando un partido de izquierdas: el PSOE lo que al menos debiera hacer reflexionar tanto a dicho partido como a los sindicatos que se debiera suponer se encuentran en posiciones ideológicas próximas. Quizás sea la consecuencia de que la izquierda al llegar a los gobiernos, al detentar el poder se pragmatiza volviéndose una mera gestora en muchos casos de los intereses del capital, abandonando la principios básicos de esa izquierda que dice representar.

Pero eso da para otra reflexión más amplia sobre qué futuro le espera en las circunstancias de crisis actual a esa izquierda en estos momentos a la deriva, y si quizás el futuro se empieza a despejar con acontecimientos como la reciente elección en el laborismo ingles de su líder situada más en ese segmento ideológico.

En España mientras tanto el miércoles nos espera un nuevo pulso entre un gobierno de izquierdas y sus sindicatos hermanos. Una lucha fraticida de la que la máxima beneficiada va a ser sin duda la derecha. Aunque de las tres hipótesis posibles haya una menos mala: si la huelga fracasa estrepitosamente, los sindicatos quedarán heridos de muerte y el gobierno seguirá adelante con la política económica que no comparte pero que le imponen desde las “alturas”. Si resulta a medias, o sea si ni es un éxito ni tampoco un fracaso –cuestión ésta que parece la más probable- ambos, gobierno y sindicatos saldrán derrotados, el primero porque es un ataque directo a su línea de flotación electoral – harán huelga sus votantes- y los sindicatos porque no habrán cubierto sus expectativas. Sólo la última pueda salvar los muebles: si es un éxito rotundo lo que obligará al gobierno a revisar esa política en la que no cree con la coartada de que le han obligado, y los sindicatos por fin saldrán del pozo en el que están hundidos.

Me temo que no va a ser así, pero en este momento apuesto por que sí lo sea. Ya no puedo participar en ella porque mi estado de jubilado me lo impide, pero la apoyaré moralmente y con mis escritos. He participado en todas y cada una de las anteriores y en alguna, debo reconocerlo, activamente en los piquetes informativos, que siempre he procurado que fueran eso: informativos.

Pertenezco a Izquierda Socialista el ala izquierda de mi partido, el PSOE, y desde ella hemos apoyado sutilmente esta huelga no para dañar al partido, antes al contrario: lo hacemos para fortalecerlo, sino para que nuestro gobierno pueda tener esa justificación para cambiar su rumbo hacia posiciones más propias de la izquierda. Por eso lo hacemos, y por eso ahora a través de estas líneas animo a todas y todos a ir a la huelga el próximo día 29, para que sea un éxito frente a los grupos de presión económicos de ámbito internacional. Recordando que hay otras maneras de hacerlo quienes no estamos en activo: no ir a comprar aunque haya tiendas abiertas, no hacer uso de bares, cines, etc., no realizar actividades políticas, en definitiva para esa actividad sea productiva o no.

Y después a trabajar para seguir la senda que ya nos está marcando el laborismo inglés.

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