Un tipo rarito

Acabo de leer en El País un artículo titulado “Bicho raro” y me ha hecho reflexionar (algo poco común en nuestra sociedad), sobre este tema. La verdad es que en los últimos tiempos me ha aumentado la sensación de ser eso, o mejor dicho de ser un tipo rarito, una especie en vías de extinción a la que se debería proteger.

En lo estrictamente personal soy un romántico empedernido chocando con la incomprensión de quienes (la inmensa mayoría) consideran esta cualidad (¿) como algo empalagoso, signo de debilidad y poco adecuada para el tipo cachas y duro que impera. Me encantan los besos, las caricias, hacer el amor antes que follar, la ternura, la sensibilidad, y aún se me saltan las lágrimas con alguna escena de película, canción, o comentario profundo de amigo o amiga. Me gusta la música romántica, la de escuchar con los ojos cerrados, que se baila junto (¿otra antigüedad?) muy cerca de la persona a la que amas, sintiendo su calor y su olor.

Sufro viendo los telediarios, leyendo muchas noticias de la prensa, analizo los sueños que recuerdo por la mañana, me quedo embobado viendo los atardeceres, la luna llena, o el jugar de los niños o las perras que tenemos.

Me emocionan los sentimientos que aún palpo a mi alrededor, aunque reconozco que también van camino de la extinción. Sufro cuando mi amado hijo (sí, amado) se aleja cada vez más de mí, o cuando estoy demasiado tiempo sin pisar, sin ver la tierra que adoro.

En lo político y social también me considero un tipo rarito. Soy leal a mis ideas por encima de la lealtad al partido, y muy por encima de la lealtad al líder al que para que tenga mi respeto necesita cualidades que no aprecio en muchos de los actuales. Soy inconformista, rebelde, añoro el espíritu de la lucha antifranquista, digo lo que pienso sin pensar demasiado lo que digo no sea que al hacerlo me acobarde porque creo en la libertad de expresión sin cortapisas, tengo un punto de ácrata en mi larga militancia de izquierdas, y continúo en esa línea ideológica a pesar del paso de los años que deberían haberme “moderado”. Me rebelo ante las injusticias, y desprecio profundamente a los que llegan a la política actual a medrar, a trepar lamiendo el culo a los jefes, a los que no piensan por sí mismos, a los carroñeros y cobardes.

Creo en la negociación y el dialogo en los conflictos, especialmente en el vasco, estoy a favor de que todas las ideas se puedan expresar libremente, que puedan competir electoralmente y que a nadie se le pueda meter en la cárcel por pensar diferente, aunque esa diferencia tenga que ver con la violencia terrorista. Sé que en ese conflicto en concreto todo el mundo ha sufrido y sufre, pero que nadie debe sufrir en el futuro. Apuesto por la reconciliación, por la paz sin vencedores ni vencidos. Defiendo una España plural, diversa, federal, en la que exista el derecho de autodeterminación y pueda ser ejercido si mayoritariamente se solicita, pero también creo que la unión hace la fuerza y que juntos podemos.

Me gusta una sociedad en la que de vez en cuando se pueda parar a reflexionar, a pensar bajando la velocidad de su marcha evitando que como ocurre ahora se coma deprisa, se ande deprisa, se hable deprisa, se tengan relaciones sexuales deprisa. Defiendo que se saboree cada acto, cada momento. Siento la amistad como algo tan importante como el amor, y el cuidado de ambos como si de una flor delicada se tratara. Creo en el tiempo dedicado a la persona amada, en las miradas cómplices, en las manos entrelazadas, en las frases bellas, en el compartir sin exigencias, en la sinceridad y honestidad a pesar de que la haya quebrado en algún momento y aún me duele haberlo hecho, en la comunicación, en la diversión compartida. Creo en el AMOR así con mayúsculas.

¿Cursi? ¿Desfasado? ¿Antiguo? ¿Peliculero como me dice una persona a la que quiero con locura (otro sentimiento a la baja, querer con locura)? Puede ser, pero no me gustaría cambiar por más que choque con la sociedad actual. Soy un tipo rarito y estoy orgulloso de serlo, y espero seguir siéndolo por mucho tiempo, me cueste lo que me cueste, y pierda lo que pierda, especialmente puestos políticos de relumbre en un momento en el que siento que todo lo que debía ser ya lo he sido.

Siento un cierto pudor al “desnudarme” así, pero si mis reflexiones le sirven a alguien, o abren un cierto debate, entonces han servido para algo.

Pero a veces en la búsqueda de la felicidad a la que aspiro en cada instante quizás debería ser algo más “normal” en alguno de los aspectos comentados. No lo sé, quizás……….


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