El batacazo de Roberto Jiménez


A menudo cometemos el error de asignar las derrotas electorales a los partidos políticos, ignorando que éstas suelen producirse por los errores, en algún caso como el que nos ocupa garrafales, de sus dirigentes a veces más empeñados en resolver su futuro político y personal que el interés común.

Por eso en lugar de comentar que “el PSN ha tenido un resultado nefasto” en las elecciones del pasado domingo, más bien debiéramos decir que: “Roberto Jiménez, su Secretario General y líder, se ha llevado un batacazo descomunal”

En estas elecciones, como continuación por cierto de las anteriores municipales y autonómicas, de nuevo han sido capaces, él y sus acólitos, de llevar un paso más adelante al socialismo navarro hacia el abismo de la destrucción.

Situar al PSN en apenas 70.000 votos cuando es habitual pasar ampliamente de los 100.000, bajando 45.000, más o menos un tercio de nuestro electorado y dejar la representación parlamentaria en la mitad, es como para sobresaliente en torpeza.

Lo peor de esto resulta ser que nadie parece estar dispuesto a asumir la responsabilidad del desastre y que el análisis que trasladan a la sociedad es que se ha perdido lo mismo que los demás por la situación económica con argumentos tan lamentables como que “somos la quinta federación del PSOE que menos hemos perdido en votos, o la sexta en porcentaje”.

¿Realmente el que hace público esta simpleza argumental además de no ponerse colorado como un tomate piensa que la ciudadanía es tonta? Pues más bien parece que sí. A mí personalmente me parece un ejercicio de cinismo y un insulto a nuestra base social, la que nos ha votado y la que nos ha abandonado posiblemente harta de este tipo de comportamiento.

La verdad, la cruda realidad es que un partido con tanta historia, con tanta dignidad, con una base social honesta y luchadora, está al borde de su extinción, porque los insensatos, los ambiciosos advenedizos, perdón, también insensatas y advenedizas, que ahora lo dirigen lo están llevando hacia allí.

Pensaba haber añadido irresponsables, pero este adjetivo podría haber conducido a equívoco a los lectores, porque en realidad son responsables, vaya si lo son y como responsables deberían ser castigados.

A mí se me expulsó por decir públicamente que “Otegi trabajaba en el seno de Batasuna para llevarla a la senda de la paz”, cuestión que ahora parece evidente para cualquiera que tenga un mínimo de rigor intelectual. Alegaron que ese comentario dañaba al PSN. Cabe preguntar ahora: ¿qué ha hecho más daño al partido ese comentario o la deriva a la que lo han llevado con su compadreo cono UPN-PP? Sí, sí, con el PP también, porque cabe recordar que hoy UPN y PP han estado y están muy unidos.

Por lo tanto y en buena lógica el castigo a los culpables del desastre ¿no debiera ser la expulsión del PSN y en buena lógica su abandono de un gobierno en el que están representándolo? Eso suponiendo que para no abandonarlo no se pasaran a UPN con armas y bagajes, que tampoco sería demasiado raro dada su proximidad ideológica.

No es justo que como se dice coloquialmente “se vayan de rositas”. Aunque no sea el castigo la expulsión que se merecen, al menos debieran abandonar el gobierno y desde luego desaparecer de la dirección que salga en el próximo futuro. Quizás un trayecto por la militancia de base sirviera para reconducirlos a la senda de la izquierda.

Otra alternativa es que en un gesto de dignidad personal y política fueran ellos y ellas quienes tomaran esa lógica decisión. Debería ser habitual que los responsables de un desastre como el ocurrido el pasado domingo, tomaran decisiones que sirvieran para recuperar una confianza que nuestro electorado ha perdido.


Me temo que nada de eso vaya a ocurrir. Ya sabemos según su grandioso análisis quién ha tenido la culpa, desde luego ellos y ellas no y que piensan seguir liderando el PSN en su nueva andadura de regeneración, de refundación. Vamos, que valen igual para un roto que para un descosido.

Eso suponiendo que no se produzca una verdadera revolución interna que haga que las bases, aquellas personas militantes dignas y currantes que se han dejado la piel en estas elecciones como lo hacen igualmente el resto del año en sus pueblos, en sus fábricas, en sus lugares de trabajo, se alcen y les echen a patadas.

El PSN se merece gentes de otra madera, que antepongan el bien de Navarra, el bien del PSN, el bien de las capas más desfavorecidas de la sociedad al suyo propio. Gentes de izquierdas, que miren y dialoguen hacia la izquierda, que estén dispuestas a aportar nuevas soluciones a viejos problemas. Gentes dialogantes, sensatas, generosas, con altura de miras.

Espero que sea así y desde el PSC observaré con atención el devenir de un partido como el PSN que siempre tendrá una parte de mi corazón. Suerte amigas y amigos, ya sabéis dónde me tenéis.

Roberto Jiménez, él y sus colaboradores, se han llevado un batacazo el domingo, pero lamentablemente el que lo está sufriendo es el PSN y sus gentes. Esperemos que en el futuro sin su lastre sea capaz de cumplir el papel que le corresponde y se merece: el de primera fuerza política y elemento estabilizador y de puente en la compleja política navarra.

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