¿Debe intervenir la ONU como apoyo al tocado proceso de paz?
El fiasco de lo
ocurrido con la Comisión Internacional de Verificación el pasado viernes, que
ETA haya sido tan parca en su movimiento, a pesar de ser unilateral como se le
viene reclamando, ha conseguido dos efectos: desprestigiar, desactivar a la
misma y crear una gran desconfianza incluso en el mundo de la Izquierda
Abertzale.
Que nadie esperaba, al
menos los que sabemos de qué va la cosa, un desarme total y absoluto resulta
evidente, pero de ahí a un gesto tan light, tan descafeinado, incluso con
movimientos infantiles como después de enseñar el mini arsenal llevárselo, va
un mundo. Un mundo de desánimo y desmotivación en quienes llevamos años
construyendo puentes para la paz.
Pero no podemos, no
debemos pararnos, hay que seguir trabajando buscando trayectos imaginativos,
audaces cuando se taponan por los que vamos caminando, por eso una solución que
nadie se atrevería a desactivar, a descalificar, sería que alguien, quizás una
organización con prestigio (aunque en este empeño haya quedado “tocada”) como
Lokarri, con el amparo y apoyo del gobierno vasco a través de su secretaría de
paz y convivencia, solicitara la mediación de la ONU, el organismo
internacional con más prestigio en conflictos internacionales, para que
interviniera en la verificación, recogida e inutilización de todo el arsenal
que ETA tiene en su poder. Que se implicara fijando plazos concretos que
debieran ser no superiores a seis meses para evitar la coincidencia con las
elecciones municipales del próximo año, porque ya sabemos que en periodo
electoral los partidos se mueven con más cautela.
La intervención de la
ONU en este complejo tema garantizaría la aceptación de todas las partes,
incluido el gobierno español. ¿Alguien se imagina a Rajoy y su gobierno negándose
a la intervención de la ONU?
Sería muy positivo que
la implicación del Gobierno Vasco contara con la complicidad del otro gran
partido de ámbito estatal, el PSOE, para que la presión sobre el PP fuera absolutamente
incuestionable. La ciudadanía española también vería con agrado que la solución
de este espinoso tema fuera a través de esta prestigiosa organización
internacional. Que gentes con el prestigio y experiencia de Jonan Fernández y Paul Ríos intervinieran de manera activa en su gestión.
Solo faltaría la
aceptación de ETA, que de hacerlo también se vería presionada por el foco
internacional y más al ser consciente del tremendo error cometido el pasado
viernes que le ha dejado en absoluta soledad.
Exploremos esta
solución, porque quizás sea la última que tengamos para evitar que el tema se
enquiste y provoque reacciones impensable, peligrosas.
A través de estas
líneas en mi sancta sanctorum ofrezco esta imaginativa propuesta que quizás
desbloquee la situación actual de peligrosa paralización, para ofrecer alternativa al callejón sin salida al que nos ha conducido la torpeza de ETA.
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