El futuro incierto de la izquierda
Artículo publicado en DEIA el 9 Junio 2014
Tenía que pasar y ha
pasado. Todos los indicadores ya presagiaban que los errores de los partidos
dominantes, PP y PSOE, llevaban a un abandono en masa de sus siglas. Perder más
de cinco millones de votos (trece si consideramos otras elecciones) es un dato
absolutamente demoledor, incontestable que deberían analizar.
Pero en el caso de la
izquierda esta vez no han ido a la abstención, al menos una parte importante de
los desencantados con el PSOE en todas sus franquicias, han ido a otros
partidos de la izquierda. En Euskadi a Bildu, en Navarra a Podemos, en
Catalunya a ERC y en el resto del estado a Podemos también.
Por esta razón, aunque
más atomizada que nunca, no solo ha mantenido los resultados de 2009 sino que
incluso los ha superado dato que debería conducir a una profunda reflexión,
especialmente en los partidos mayoritarios, o exclusivos hasta ahora: PSOE e
IU. Es un acto de irresponsabilidad, e incluso de indignidad que con la que nos
está cayendo, con los ataques brutales al Estado del Bienestar, los recortes de
servicios, de libertades, de calidad democrática no sean capaces de hacer un
acto de generosidad y de cambio profundo que permita no solo su entendimiento,
sino incluso la posibilidad de acuerdos programáticos y de gobierno.
La suma a nivel del
estado de PSOE, IU, Podemos, Bildu, ERC y Equo suma casi el 50 % de los votos,
mientras que la derecha de PP, UPyD, PNV, CiU y Vox apenas alcanza el 43 %. ¿Se
puede consentir que con estos datos esta derecha cavernícola esté destrozando
nuestros derechos? Lógicamente la mayor responsabilidad debe venir del PSOE y
de IU. Aquí queda ésta reflexión….Aunque la reacción de la dirección del PSOE
no indica que hayan aprendido la lección sino que más bien se preparan para
perpetuarse en el poder con ligeros parches, aunque la aparición de la
candidatura impulsada por Izquierda Socialista del decano de filosofía de la
Universidad de Granada José Antonio Pérez Tapias haya producido un verdadero
terremoto político en su interior y ya se le ve como la última oportunidad, como el Borrell del siglo XXI esperemos que con
más recorrido.
Mientras que en España
el descontento con los partidos mayoritarios ha ido afortunadamente hacia la
izquierda, en el resto de Europa, menos Grecia, Italia y Portugal, han ido
hacia la extrema derecha que no solo se consolida sino que es capaz de ganar en
Francia y Gran Bretaña y subir espectacularmente en Alemania, Hungría y
Austria. Que en la cuna de la Revolución francesa, de la “libertad, igualdad y
fraternidad” gane un partido fascista como el que lidera Marie Le Pen es como
para que alguno se lo haga ver. Que los votos vengan precisamente de esa
izquierda, de los sectores más castigados por la crisis en los cinturones
industriales de las grandes ciudades, también. La historia se repite si no se
es capaz de ver los síntomas parecidos y ahora está ocurriendo de nuevo.
Una mención especial para lo ocurrido en Navarra.
Más allá de la debacle del PSN, esperada por casi todos menos por sus
insensatos e irresponsables dirigentes, el mapa electoral ha dado un vuelco
espectacular. El ascenso de la izquierda abertzale, de Izquierda-Ezkerra y la
irrupción brutal de Podemos, han conseguido trastocar todos los posibles planes
de futuro de los poderes fácticos, que han dominado esta Comunidad demasiado
tiempo.
La sangría de votos del socialismo navarro, que ha
pasado en muy poco tiempo de tener más de 100.000 a los 31.000 actuales, ya no
se ha quedado entera en su casa, en la abstención, esta vez harta ya de esa
acción estéril ha llenado las urnas de I-E y especialmente de Podemos. Eso ha
tenido como consecuencia 14.000 más la primera y 20.000 la segunda y aún queda
una bolsa de otros 30.000 en sus casas que habrá que movilizar para el 2015.
La suma de las dos izquierdas, supera el 54 % con un
incremento de 14 puntos desde 2009 y abre las puertas a la esperanza del
cambio. Ahí se siguen encontrando los votantes del PSN, los socialistas de
Navarra, porque hay que saber diferenciar entre esa base social necesaria,
imprescindible para ese cambio transversal y enriquecedor y sus indeseables
dirigentes.
Ahora surge el gran reto de cara a las elecciones
autonómicas y municipales del 2015 en Navarra: ¿cómo materializar esos
resultados en algo práctico, realizable? ¿Cómo hacer que esa base social de
socialistas desencantados absolutamente imprescindibles para su realización
siga apostando por el cambio real?
Hay ya quien teoriza, despreciando esa base social,
que el cambio será posible sin ellos. Se equivocan, en el fondo y en la forma, en los números y en
las necesidades esenciales de ese cambio. Aunque dieran los números para ello
se debería hacer un esfuerzo para integrar esa línea de pensamiento, esa
sensibilidad de la izquierda necesaria para un desarrollo eficaz del mismo.
¿Qué hacer pues para conseguirlo?
Dos posibilidades se abren a corto plazo: que se
produzca una verdadera revolución interna en el PSN que transforme
profundamente sus estructuras y su línea política, o que esa ingente cantidad
de desencantados de dentro y fuera del socialismo navarro se pongan de acuerdo
en impulsar otra manera de desarrollar su actividad política. Roberto Jiménez y
sus mariachis han dejado el camino plagado de cadáveres políticos, de gentes de
valía que o bien han abandonado el PSN voluntariamente, o han sido
represaliados por los Torquemada de tres al cuarto. Gentes de la ribera, de
Tudela, Ablitas, Azagra, Andosilla, de Sangüesa, Alsasua y especialmente de
Pamplona y su comarca se pueden convertir en la gran esperanza del socialismo navarro
del futuro. Son decenas de compañer@s de una gran valía intelectual,
profundamente de izquierdas y ahora desactivados políticamente.
Gentes que en los últimos tiempos estaban teorizando sobre relanzar un nuevo
partido socialista en Navarra, que retomara las señas de identidad de la
izquierda adaptados a los nuevos tiempos y que ahora ven emerger dos
alternativas a sus ilusiones: O el triunfo de la alternativa de Pérez Tapias en
el PSOE, o Podemos, que podría convertirse en ese nuevo socialismo de futuro
recogiendo ese inmenso activo, y participar en la formación de un gran Bloque
de la Izquierda en Navarra, que sumara gentes de I-E, Podemos y socialistas
navarr@s de verdad. Un gran bloque que permitiría equilibrar las fuerzas con la
otra izquierda, la abertzale y juntas ser capaces de conseguir el cambio tan
necesario.
Sería una operación para la que se necesitará una
gran dosis de imaginación y generosidad. Para aparcar las aspiraciones
partidistas, de siglas y sumar esfuerzos desde la síntesis de unos programas en
los que apenas parecen existir diferencias. Incluso en el polémico tema del
“derecho a decidir” nos podemos poner de acuerdo con facilidad.
Si somos capaces de hacerlo, una inmensa bolsa de
ciudadanía navarra progresista, de izquierdas, no nacionalista, que nunca
votaría a Bildu, al menos a corto plazo, se movilizaría a favor de esa opción
de cambio. Sería una operación de altura, tremendamente ilusionante, porque ese
cambio o pasa por la conjunción en igualdad de condiciones entre las dos almas
de la izquierda en Navarra, o estará condenada al fracaso a medio o largo
plazo.
Después quedará ese entendimiento con Bildu, con un
ejercicio de síntesis que no parece tan difícil en la situación de crisis
económica actual. Cuando la ciudadanía sufre, cuando los ataques al estado del
Bienestar llegan a límites insoportables, cuando miles de ciudadanos y
ciudadanas navarros pasan necesidades, cuando la sanidad, la educación, los
servicios sociales están bajo mínimos y las libertades sufren constantes
agresiones cabe exigir a esas dos izquierdas un máximo de esfuerzo y
generosidad para el acuerdo.
Los resultados del domingo 25-M abren una puerta a
la esperanza, de la altura de miras que tengamos tod@s l@s que nos consideramos
de izquierdas depende que eso se convierta en una fuerza transformadora
imparable. Ahí me tendréis dispuesto a aportar mis ideas y mi esfuerzo.
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