Discrepar no es traición, sino libertad!
Todavía rodeado de las
sensaciones que me han producido el desarrollo del Congreso del PSOE, pero por
encima de que considere lo que ha sido una oportunidad perdida, quizás la
última, observo que lo que nos ocurre como señala el dicho popular, es que “tenemos
lo que nos merecemos”, o mejor dicho lo que nosotras y nosotros permitimos.
Previamente a esta cita las bases del partido; las afiliadas y las sociales,
hervían de demandas, parecía que se iba a producir una verdadera revolución
interna, un tsunami regenerador, pero lamentablemente parece que nada de eso ha
ocurrido, la disciplina se ha impuesto y al menos quienes estaban allí, con
puestos asegurados o por asegurar, han entendido el mensaje que volvía del
pasado: “quien se mueva no sale en la foto” y prácticamente nadie lo ha hecho,
al menos casi nadie de los que tenían capacidad de decidir.
Sólo algunas excepciones entre las
que me encuentro, pero lo demás sigue igual, las delegaciones votan casi
unánimemente lo que les dicta su respectivo barón, Andalucía lo que propone
Susana Díaz, Extremadura, Navarra y el resto lo que cada líder plantea.
Prácticamente no ha habido rebeldes, a excepción de una digna Izquierda
Socialista que ha plantado batalla hasta donde buenamente ha podido, en un
partido en el que debieran crecer como setas. Hemos contemplado impotentes brazos
de madera sin ninguna autonomía.
Así mal, muy mal lo llevamos. Después reflexiones, casi todas
asintiendo, aplaudiendo lo ocurrido y muy pocas discrepando pero observo, por
los debates que han originado éstas últimas, que seguimos siendo un partido
cainita, o estás conmigo o frente a mí. Si alguien, como es mi caso, discrepa
resulta ser un peligroso enemigo recalcitrante que desea el fin del PSOE, un
infiltrado de otras organizaciones, o lo que es aún peor: un traidor
impresentable.
Terrible. ¿Dónde queda la capacidad de entender que o el PSOE
es un lugar de debate, rico en contrastes, donde como tantas veces he escuchado
estos días, cabemos todas y todos, esa “casa común de la izquierda” con
capacidad de crítica y autocrítica? Después de este interrogante abierto
tenemos un futuro incierto, porque o somos capaces entre tod@s de construir un
lugar donde el librepensamiento impere por encima de la disciplina férrea, del
ordeno y mando clásico, estalinista, o tenemos un futuro incierto siendo
probable que acabemos como el PSI en Italia, o PASOK en Grecia.
¿Por qué hay gentes que se empeñan en tapar la boca a
cualquier análisis que se aleje del oficial impuesto al acabar el Congreso? ¿No
decíamos que algo profundo iba a cambiar en nuestro funcionamiento interno? Debemos
ser capaces de construimos un partido de
mujeres y hombres libres en el amplio sentido de la palabra, porque de lo
contrario nos alejamos irremediablemente de lo que la sociedad espera de nosotr@s.
Ahora en el “día después” de ese cónclave socialista seguiré con mis reflexiones, con mis análisis y si discrepo no supone que me
sitúo fuera del PSOE, no estoy alejándome de su ideología, sino que quizás
son otros y no precisamente en la base, quienes hace tiempo la han abandonado,
porque la discrepancia no es traición sino saludable síntoma de libertad y la izquierda, el PSOE necesita ésta como el oxígeno para vivir.
Debemos desterrar
definitivamente el estalinismo a Torquemada y su Santa Inquisición de nuestro
partido, evitar que pensar diferente y expresarlo públicamente vuelva a suponer
sanciones, expulsiones, o marginaciones.
Fomentemos, propiciemos
la libertad de pensamiento, el debate plural y abierto, la discrepancia sana,
honesta, coherente, la lealtad a las ideas. Porque ya el diccionario de la RAE la
define como:” legalidad, verdad,
realidad”, para ser leal por tanto se debe fomentar la legalidad, decir la verdad,
o sea lo que se piense en cada momento y desde la realidad. Por eso un
verdadero líder debe entender que es más conveniente rodearse de quienes pueden
discrepar de cara, de aquellos que siempre le dirán lo que opinan aunque sea
diferente a lo que marque, que de lameculos asentidores.
¿Esto es clamar en el
desierto? Probablemente, pero habrá que seguir insistiendo en esa idea:
discrepar no es traición, sino libertad.
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