“True detective”, una pesadilla fascinante.



El azar, el destino a veces se cruza en nuestro camino en esto tan complejo que es vivir. Incluso en cuestiones tan simples como las que voy a comentar. Lo realmente difícil es descubrir qué hay detrás de esos extraños recovecos que el azar te hace descubrir.

Escuchando como cada fin de semana este extraordinario programa, que vuelvo a recomendaros ahora, TOMA UNO que dirige y presenta un icono de la radio musical: Manolo Fernández, escuché una bellísima canción llena de matices inquietantes, “Far from any road” de The Handsome Family. Permitirme reseñar su letra, porque creo tiene mucho que ver con lo que descubrí a continuación:

Desde el polvoriento sol de Mayo, su acechante sombra crece oculta en las ramas del cresoto venenoso. Lentamente ella alza sus espinas hacia el sol hirviente y cuando toco su piel, por mis dedos corre su sangre. En el silencioso atardecer, bajo una inflamada luna de plata,  vine caminando con el viento para ver la flor de cactus. Extrañas manos me detuvieron, la acechante sombra bailó, caí ante la espinosa maleza y sentí sus manos temblorosas. Cuando la última luz caliente las rocas y las serpientes de cascabel aparezcan, los gatos monteses vendrán a llevarse  tus huesos. Elévate conmigo para siempre al otro lado de la silenciosa arena, las estrellas serán tus ojos y el viento serán mis manos”



Extraña e inquietante letra, al igual que su ritmo, incluso las voces que la cantan. “Lejos de cualquier carretera”, un título especial, para una canción especial que me llevó a una serie televisiva especial, “True detective”.

Tradicionalmente desconfío de los productos televisivos que suelen ser de usar y tirar, de ver y olvidar. No es este el caso, “True detective” te atrapa, te hipnotiza  desde su cabecera, una de las más bellas que hayas visto. Te atrapa esa canción, como los impactantes diez primeros minutos, por no citar el magnetismo de sus dos protagonistas, Woody Harrelson y en especial un inmenso Mattew McConaughey, un actor que consideraba intrascendente pero desde que le vi en “Dallas Buyers Club” sigo con interés sus pasos. En esta serie simplemente se sale dando vida a un complejo personaje, lo que expresa por dentro y por fuera este hombre desesperado, extraño, pero profundamente lúcido, heroico y trágico está más allá de la admiración.



Comencé a ver sus primeros minutos y no pude dejarlo hasta pasadas tres largas horas y ayer me levanté ansioso de ver el resto. Aún me queda el final para hoy pero a cada instante que pasa se acrecienta la sensación de estar viendo una joya cinematográfica, una de esas raras obras de arte que a veces el destino, nuevamente el destino, cruza en tu camino.

Habla de una problemática densa y profunda, dolorosa a menudo, como lo son sus personajes por separado y en su propia relación, de su psicología y te va entrelazando como en una tela de araña hasta sucumbir a sus efectos, en algunos instantes embriagadores. También te enseña, como señalaba el coronel Kurtz en Apocalypse Now, el horror, o la maldad. El horror que es capaz de diseñar el ser humano, produciéndote escalofríos en algunos momentos, o quizás en muchos.

Da para mucho esta serie, desde las profundas reflexiones de  Rust Cohle, su lucidez a veces hiriente, hasta la fotografía, su banda sonora por momentos tenebrosa y provocadora, las relaciones humanas que expone, la trama confusa, o momentos como el final del cuarto capítulo, seis minutos que te dejan sin aliento totalmente pegado a tu sillón. También sus lapidarias frases metafísicas  que cada tiempo pronuncia, como si fueran migajas de pan en el camino que te obligan a seguir su ritmo. 

"Creo que la conciencia humana es un trágico paso en falso en la evolución", o "En la eternidad, donde no existe el tiempo, nada puede crecer, nada puede llegar a ser, nada cambia. Por eso la muerte creó el tiempo, para cultivar las cosas que matará". Nuevamente la profunda complejidad de un personaje que te seduce desde el primer instante que lo ves.



En resumen, hoy veré el final de su primera temporada, la segunda está en el aire todavía, pero estoy convencido que ya me ha dejado huella, que la recordaré largo tiempo y probablemente volveré a verla para captar aún con mayor precisión todos sus matices. Hay pocas cosas en un mundo demasiado lleno de elementos vacuos, vulgares, intrascendentes que te impacten, “True detective” es una de ellas. No dejéis de verla amigas y amigos, no os la perdáis, es una pesadilla fascinante que después echaréis de menos.


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