Catalunya: ¿ruptura o acuerdo?
Artículo publicado en PUBLICOSCOPIA el 28 Julio 2015
Ahora que la situación
en Grecia ha dejado de acaparar portadas, comentarios, artículos, noticias, le
va a suceder con la misma intensidad lo que vaya a ocurrir de aquí al 27-S en
Catalunya. En ambos casos esa marea pretende impedir la reflexión serena y
sosegada sobre un problema de estado heredado de la Transición: las tensiones
sin resolver en nuestro país centro-periferia.
¿Tiene algo en común la
situación en ambos lugares? A primera vista parece que no, aunque escarbando es
probable que algún paralelismo se encuentre.
La firma del acuerdo
para la presentación de una lista unitaria soberanista de “consenso” entre CDC,
ERC, más las entidades independistas más importantes, ANC y Omnium ha devuelto
a la actualidad de nuevo a Catalunya y también un cierto optimismo al
movimiento soberanista decepcionado después del frustrante referéndum del 9-N.
CDC ha podido convencer al fin, no sin antes tener Artur Mas que amenazar con
suspender las elecciones del 27-S, a sus ahora socios especialmente a ERC y ha
conseguido esa lista unitaria con el compromiso firme de que en caso de
victoria la secesión se concretaría en seis u ocho meses.
No está muy claro que
eso pueda beneficiar lo que se busca en dicho acuerdo, especialmente después de
observar como encuesta a encuesta va bajando paulatinamente el apoyo de la
ciudadanía catalana a consolidar un proceso de independencia real, pero lo que
si va a conseguir es una movilización peligrosa en la otra orilla. Harían bien
Mas y sus socios en observar las últimas encuestas, que señalan que en
Catalunya el apoyo a la independencia ha bajado apenas al 34 % cuando hace
apenas unos meses superaba el 50 %.
Pero el peligro viene
de que el PP experto en utilización deleznable de temas de estado como el final
de la violencia o el problema catalán, ha visto en este nuevo elemento un
salvavidas providencial a su precaria situación.
Más allá de lo que
pueda hacer este personajillo que preside el gobierno de España y su corrompido
partido, esto abre lamentable una nueva brecha en la ya de por sí quebrada
izquierda, la de allí y la de aquí.
Surgen preguntas sin
respuesta desde la óptica puramente ideológica: ¿Qué pinta un partido que se
define de izquierdas como ERC junto a otro como CDC seguidor de las tesis del
PP en lo económico y social, que ha ido desmantelando paso a paso el Estado del
Bienestar en Catalunya? ¿Qué pinta, como reacción al acuerdo, el PSC flirteando
con PP y Ciudadans, además renunciando a sus señas de identidad básicas, las
que le permitieron gobernar en la gloriosa época del añorado Pasqual Maragall?
Y el resto de la
izquierda, quizás las más coherente y sensata a la vista de los
acontecimientos, alejada de ambos polos. IC y la CUP al menos siguen alzando la
bandera de esa izquierda absolutamente rota para regocijo de los poderes
fácticos. Podemos que ni está ni se le espera, aunque quizás la unión con la
sensata IC a través de la novedosa “Catalunya Sí se Pot” le ponga al día y le
sitúe de nuevo.
Fuera quedan un
Ciudadans que allí no esconde su verdadera cara y el causante de todo este
embrollo, el PP que con su recurso ante el Tribunal Constitucional del Estatut
lanzó la piedra sobre el tranquilo estanque. De nuevo el gobierno que salga de
las elecciones del próximo Noviembre se encontrará sobre la mesa el eterno
problema de las tensiones centro-periferia. Esperemos y deseemos que este al
menos tenga la suficiente mano izquierda para resolverlo y poder remodelar un
edificio como “Casa común” en la que todas y todos nos encontremos cómodos.
La crisis de Grecia ha
demostrado que esto no solo es posible sino que además ahora resulta más
necesario que nunca. Fuera hace demasiado frío.
De momento en
Catalunya impera el negro las próximas semanas hasta el 27-S van a ser a sangre
y fuego, más aún con la posición frentista y radical adoptada por un irresponsable
PP, que ahora se saca de la chistera la amenaza de aplicar el artículo 155 de
nuestra Constitución que permite suspender una autonomía. Mal camino ese a la
hora de intentar resolver un problema de estado.
En la otra orilla las
armas también parecen preparadas y todo parece conducir a la confrontación y la
quiebra. Incluso esa quiebra se ha extendido a la propia izquierda, aunque las
declaraciones realizadas por Oriol Junqueras el pasado viernes atenúa esa
situación. En un discurso de claro tinte socialdemócrata y de izquierdas decir
que "Necesitamos mucha gente que no comparte
nuestra propuesta electoral para compartir el nuevo país. Lo queremos hacer con
ellos, porque no queremos excluir a nadie y menos a los amigos" permite al
menos en este terreno un pequeño halo de esperanza.
¿Quiebra o dialogo, negociación y acuerdo? Posiblemente en
Noviembre el nuevo gobierno, si recompone el diálogo entre las izquierdas
transversales, apueste por el segundo escenario a pesar de que el actual
impulsa el primero. Ojalá porque el país, los países lo demandan.
¿Existen similitudes
entre Grecia y Catalunya? Una evidente, la izquierda debe entender que solo
unida podrá enfrentarse a los poderosos enemigos que le acechan. Veremos…………..
Fdo.: José Luis Úriz
Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)
Villava-Atarrabia 27
Julio 2015
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