Negociaciones Gobierno: la gran mentira

Artículo publicado en DEIA el 12 Abril 2016

El pasado viernes se produjo la escena final a 110 días de esperpento, de teatro barato. Han caído las máscaras y se han descubierto los truhanes, los embaucadores, trileros, e incluso los traidores. Un delirio que ha demostrado el poco respeto que todos tienen hacia el electorado, hacia una sociedad que presencia entre perpleja y aturdida todo un ejemplo de teatro político de baja estopa, cutre, deleznable, demostrando que quizás tenga los políticos que se merece.

Qué lejos queda aquella generación ejemplar que lideró la I Transición, donde lo blanco era blanco y lo negro, negro, donde no se jugaba al despiste y los políticos se vestían por los pies (no se vea en ello un comentario machista sino una representación gráfica de lo que sucede).

¿Alguien imagina a Adolfo Suarez y Santiago Carrillo, a pesar de la inmensa diferencia ideológica que existía entre ambos, diciendo cosas dispares sobre una reunión entre ellos? No, por supuesto que no, por dos razones, porque eran políticos con una ética especial, con dignidad y seriedad y porque guardaban el debido respeto a la ciudadanía.

Ahora no, ahora estamos dirigidos, especialmente los partidos de la izquierda, por aventureros, por insensatos mediocres incapaces de ver más allá de su barbilla, irresponsables que llevan a millones de personas, catorce exactamente, hacia el despeñadero sin ningún pudor. Producen un profundo desprecio.
La reunión a tres terminaba como algunos preveíamos, más aún después del calentamiento previo del Pleno del Parlamento celebrado justo el día anterior, donde los partidos “emergentes” escenificaron todo un sainete para preparar justo lo contrario de lo que se les pedía a ellos: una negociación y el acuerdo para la alternativa política que se merece este país.

El cruce de descalificaciones entre Rivera e Iglesias no hacía nada más que demostrar que de nuevos sólo tienen la etiqueta y en apenas unos meses se han visto contagiados de los peores hábitos de los antiguos. Descalificaciones impropias de quienes pretendían a las pocas horas llegar a acuerdos para un gobierno alternativo al PP.

Tampoco el PSOE ha ayudado mucho a evitar esta ruptura anunciada, incluso ha tenido ciertos detalles de tramposo de juego de cartas, de malandrín, de torpe alumno de Maquiavelo. Hacer todo lo posible para sentar en la misma mesa al agua y el aceite sin al menos intentar buscar fórmulas para su mezcla, resulta de una torpeza de record. ¿O quizás no? ¿O estaba diseñado desde antes sabiendo cómo iba acabar este absurdo experimento? ¿Habían preparado todo para que pareciera que la culpa era del otro? Porque más parece que todos hayan actuado con ese fin, eludir responsabilidades ante sus bases sociales y que sea el otro el culpable de la imposibilidad de montar gobierno.

La noticia del la mañana siguiente en El País, que durante días andaba ya dirigiendo todo hacia la Gran Coalición tipo Alemania, empujado por Felipe González y el Ibex 35, anunciando que el PSOE aceptaba negociar con el PP a la vista del fracaso con Podemos, era para que se abran las carnes de la izquierda.

¿Fracaso? Pero si ni siquiera se dejó comenzar la negociación. Vale que Podemos ha sido muy torpe, aunque a última hora haya rectificado su error inicial de ir a nuevas elecciones pensando que así conseguiría el sorpasso, probablemente porque maneja ya encuestas que le indican que no será así, pero de ahí a humillarle cerrando todas las puertas cuando venían con una propuesta rebajada, hay un mundo.
Porque eso fue lo que hizo Ciudadanos con el silencio cómplice de Antonio Hernando y los suyos. Humillarles dejándoles claro que ni aceptaban buscar puntos de encuentro, ni tampoco que en un hipotético gobierno a tres Podemos estuviera presente.

Silencio cómplice del PSOE explícito e implícito que quizás indicaba que el camino trazado por El País estaba ya abierto y algunos pensaban transitar por él.

Tampoco es de cum lauden la reacción posterior de Podemos, tratando a su militancia y a la sociedad en general como menores de edad, con la patochada de la supuesta consulta de dos preguntas diseñadas para tener casi el 100 % de apoyo. Si pudiera existir alguna duda la amenaza de Iglesias de “asumir responsabilidades” si no era así disipaba cualquier duda.

Menores de edad han demostrado ser ellos, porque quizás la conclusión más evidente de este embrollo haya sido que tenemos una clase política de tercera regional, irresponsable, insensata, truhan, bellaca precisamente cuando la situación económica y social más necesitaba justo de lo contrario.

Ni audacia, ni imaginación, ni generosidad ha habido en estos 110 días, sólo engaño, trampeo, mentira y lo que es más grave una tomadura de pelo colectiva.

Mientras todo esto sucedía Rajoy y su PP observaban la escena sentados tranquilamente a la puerta de su casa, esperando ver pasar delante el cadáver de su enemigo convencidos de que tarde o temprano pasará.

¿Qué puede ocurrir ahora en estos 20 días         que quedan hasta el límite fijado para poder llegar a acuerdo? Que El País, Felipe González y el Ibex 35 se salgan con la suya logrando un acuerdo del tipo que sea entre PP, PSOE y Ciudadanos, lo que supondría una traición histórica para el electorado de izquierdas, o ir a nuevas elecciones que serían catastróficas para esa izquierda (las encuestas ya vaticinan su bajada y la subida de la derecha incluso próxima a la mayoría absoluta).
¿Qué debiera pasar? Y aquí la ingenuidad utópica de nuevo aflora. Que Pedro Sánchez se caiga del caballo y entienda que sería una tragedia no intentar a última hora un acuerdo con Podemos, IU, más el apoyo de CC y PNV y la abstención de los partidos catalanes, la vía 168-163, o sea más votos a favor que en contra y por lo tanto conseguir el gobierno. ¿Y por qué no con su voto favorable con cesiones sobre la  consulta en Catalunya a través del artículo 92 de la Constitución, más nuevo pacto fiscal que saque a Catalunya del atolladero económico en el que se encuentra? Porque nadie debe dudar que esa consulta se dará tarde o temprano y cuanto antes se produzca mejor para los dos países.

Pero lo más dramático de esta situación, especialmente para quienes se consideran de izquierdas, es que mientras sucede miles de personas sufren las políticas de ajuste duro de la derecha (ya están preparando el ambiente para continuar con ellas tras el 26-J anunciando el desvío del déficit). Desahucios, barra libre de la patronal con la reforma laboral, situaciones límite de los parados, jubilados, pobreza energética, desnutrición infantil, ataques a la libertad de manifestación, expresión o huelga a través de la Ley Mordaza, posición indigna de nuestro país ante la crisis humanitaria de los refugiados, tensiones centro-periferia, efectos del artículo 135 de ahogamiento de las autonomías, etc., etc.

¿No merece la pena al observar todo esto hacer un esfuerzo para evitarlo? ¿Acaso nuestros líderes de la izquierda no ven el telediario? ¿No observan también la pelea fratricida de socialistas y podemitas que ellos mismos han provocado, en las redes sociales y en la sociedad que nos conducen al desolladero?

Aún hay tiempo de evitar esa imagen de tomadura de pelo colectiva, incluso con la posibilidad de provocar una traición histórica a esa base social. ¿Serán capaces a última hora de tener la altura de miras suficiente para conseguirlo? ¿Demostrarán en ese último instante que tienen más valía de gobernantes de lo demostrado hasta hora?
Aunque la última esperanza puede ser que desde las bases socialistas y podemistas se lance un mensaje a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias como un verdadero clamor: si no sois capaces de entenderos, de en estos pocos días recuperar el tiempo perdido pudiendo lograr un gobierno de izquierdas tal y como os exigió el 20-D vuestros electorados, iros, iros lejos y vivir para siempre con la vergüenza de vuestro fracaso. Vosotros y vuestros equipos. Tienen 20 días para evitar pasar a la historia no sólo como traidores a su clase, también como los políticos más inútiles, egoístas y torpes de nuestra historia.

Existen dudas razonables de que lo hagan, pero al menos habrá algunas voces que les recuerden su podredumbre moral. Ovejas negras en medio de un inmenso rebaño de blancas, silenciosas y sumisas camino del barranco.

¿Ha sido todo una gran mentira?
Ojalá no…………

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Afiliado al PSC viviendo en Navarra)


Villava-Atarrabia 11 Abril 2016

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