Tras un mal año….la incertidumbre



Artículo publicado en Deia el 10 Enero 2018

Acabamos de abandonar un año convulso aquí y allí, lleno de situaciones duras y en el que algunas cuestiones  importantes en vez de solucionarse se han agravado aún más.
Así en nuestro país la crisis catalana se vuelve a introducir en una especie de bucle melancólico, con los partidos independentistas y constitucionalistas incapaces de desenredarlo. Para complicarlo aún más, la ciudadanía ha vuelto a confirmar la fractura política y social en dos mitades equivalentes.

Si en la política actual se echa de menos una mayor altura de miras, faltando estadistas de peso y con ausencia de virtudes como la audacia, la imaginación y la generosidad, en este espinoso tema estas carencias se multiplican de manera exponencial.

También ha sido este 2017 el de la constatación de otros fracasos, quizás el más doloroso el de la violencia machista. Así, termina con una cifra escalofriante de 54 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas, más nada menos que 8 niños y niñas, por no citar a decenas de huérfanos y familias rotas. Un fracaso que también va a exigir a la clase política un esfuerzo complementario.

La crisis ha mejorado, pero no así la situación de un sector importante de nuestra juventud, en paro, o con empleos cada vez más precarios. Se sigue por el terrible camino de que existan gentes con trabajo, pero en situación de pobreza o de exclusión social.

2017 ha sido otro año de la corrupción sin fin. El PP, Convergencia y PSOE se han visto involucrados de una u otra manera en escándalos de ese tipo. Con mayor contundencia el primero acosado por casos que poco a poco van pasando por el filtro de la justicia. Que al partido del Gobierno se le acuse de ser una “organización criminal” es de una gravedad sin precedentes. Pero todo ello sin ningún castigo electoral, con una sociedad a la que parece que estos temas afectan a la hora de la encuesta del CIS pero no a la de emitir su voto.

El denominado caso Pujol, o el del Palaouen Catalunya y el de los Eres en Andalucía, abochornan a las gentes más sensatas que militan o votan a una Convergencia que ha tenido que cambiar de nombre salvándole la campana con todo el lío de la DUI y el 155 y el PSOE, que con la llegada de nuevo de Pedro Sánchez a su SG parece remontar, pero mucho más lentamente de lo previsto.

Ha sido el año del desencuentro, el encuentro y de nuevo el desencuentro de una izquierda que parece a la deriva, incapaz de ponerse de acuerdo y de aprovechar las debilidades actuales de su rival.

El terrorismo yihadista ha golpeado de nuevo a nuestro país, en Barcelona en esta ocasión, pero casi ningún país de Europa se ha librado de sufrirlo. También aquí existe una incapacidad para atacar de raíz el problema de esos jóvenes, en muchos casos integrados en nuestra sociedad, dispuestos a hacer tanto daño.

Un elemento positivo en ese año que nos ha abandonado ha sido los avances, al menos desde una de las partes, sobre la paz y la convivencia. El trabajo de la sociedad civil, en especial desde un plural Foro Social Permanente han dado sus frutos y la D, del código internacional DDR, ya se ha cumplido. ETA se ha desarmado de manera unilateral y con garantías.

Ahora falta rematar la faena con la otra D, la desmovilización, o disolución y en la otra orilla del antaño río de aguas turbulentas hoy remansado, con la R de reintegración acercando las y los presos y buscando soluciones para quienes están fuera. Después vendrá continuar con el complejo trabajo de la convivencia en el que experiencias como las del Ayuntamiento de Rentería parecen indicar el camino a seguir.

Fuera de nuestras fronteras las guerras de Siria e Iraq están acabando con la derrota del Daesh, pero esto abre otro peligro a medio y largo plazo, la vuelta de centenares, quizás miles, de militantes adiestrados para matar y dispuestos a exportar su “guerra santa”. O Europa, el primer mudo, se toma muy en serio atacar la raíz del problema o seguirá el sufrimiento.

En EE.UU. el nuevo Presidente Donald Trump continúa con sus ocurrencias, empeñado en gobernar a golpe de tuits. La última meter su zarpa en el conflicto árabe-israelí para azuzar los rescoldos. El comentario sobre reconocer a Jerusalén como capital de Israel, puede tener consecuencias desastrosas para la inestable situación en la zona.

Su  confrontación con el líder de Corea del Norte Kim Jong-un, otro venado como él, ha creado una tensión sin precedentes, más aún teniendo en cuenta la condición nuclear de dicho país. Acaba el año sin resolverse, otro tema al pasivo del 2017.

El cambio climático avanza de manera peligrosa para la humanidad, incapaz de frenar la emisión de elementos contaminantes, agravada por la posición del líder mundial más poderoso, de nuevo Trump, contraria a su control. Nuevo peligro que deja 2017 sin resolver.

En Europa el Brexit continúa su camino, la UE no termina de consolidarse y los avances de la extrema derecha en algunos países no ayuda. La izquierda mientras tanto sigue sumidad en una profunda crisis y ni está ni se la espera en los próximos años. Sólo Portugal o Grecia, más la primera, suponen un pequeño islote entre tanto gobierno conservador.

La crisis de los refugiados ha sido este 2017 otra de las asignaturas pendientes. Sigue muriendo gente en un Mediterráneo convertido en una gigantesca tumba de personas desesperadas huyendo de guerras, hambre y enfermedades.

Aunque quizás la mayor crisis que asole occidente sea la de los valores, cada vez más en desuso en un mundo individualista y egoísta. Es probable que como aseguraban algunos expertos hayamos entrado en una segunda Edad Media, aunque el elemento positivo sea la esperanza de recordar que  la primera tuvo su continuación en el Renacimiento.

Termina pues 2017, un mal año, y comienza un 2018 incierto en cada tema reseñado. Para empezar lo hace con mal pié al menos en tres aspectos.

El pasado día 3 José Antonio Pérez Tapias anunció que abandonaba su militancia de 25 años en el PSOE. Allí donde había sido diputado, candidato a su SG frente a Pedro Sánchez y Eduardo Madina, además de líder de Izquierda Socialista hasta la profunda crisis abierta en la misma y que aún perdura.

Se va decepcionado después de haber puesto toda la carne en el asador, impulsando y apoyando la candidatura del actual SG. Una campaña con el lema “somos la izquierda” en la que se cantaba la Internacional puño en alto al final de cada acto, con propuestas de unidad con el resto de la izquierda, flirteos evidentes con el mundo nacionalista, confrontación directa con el PP y Cs (aún resuena el contundente “no es no”) y defensa cerrada a un Estado Federal Plurinacional.

Tapias se va porque todas ellas han quedado abandonadas por el camino y esta pérdida supone la descapitalización del PSOE precisamente por su izquierda. Además sale uno de los pocos ideólogos de una izquierda muy necesitada de ellos. Quienes estos días le han criticado con dureza ignoran, que se va precisamente porque quiere y respeta al partido donde ha militado tanto tiempo.

Pero en su comunicado y en las diferentes entrevistas concedidas, apunta que seguirá con la bandera socialista en otros lugares sin abandonar la política, defendiendo precisamente esos conceptos, que las diferentes izquierdas deben entenderse para derrotar al PP y Cs y que se debe abrir un nuevo proceso constituyente, que solucione definitivamente el viejo problema de las tensiones centro-periferia heredado de la Transición, a través de un Estado Federal Plurinacional.

¿Hay espacio entre el PSOE actual y el Podemos actual, para una nueva formación política que recoja a los desencantados de ambas formaciones y los votantes que han ido nutriendo la abstención? Los datos sociológicos indican que sí.

Ha continuado este 2018 con otra mala noticia, la decisión del TS de mantener en prisión al líder de ERC Oriol Junqueras. Mala noticia porque si hay alguien en el mundo nacionalista, con capacidad de dialogar con autoridad con el Gobierno de Rajoy, es precisamente él. Una persona formada política y culturalmente.

Mala noticia para la resolución de un complejo conflicto. Es la alternativa seria a un cada vez más mesiánico y alejado de la realidad Puigdemont. Quizás este nuevo año el PP aproveche la debilidad de sus oponentes y nos traiga unas elecciones anticipadas, de terribles consecuencias para una izquierda a la greña.

Tampoco en la violencia de género comienza el año con buen pié. El caso de Diana Quer conmociona a una sociedad incapaz de frenar este espiral de violencia contra la mujer.

El colapso en las autopistas el pasado día de Reyes indica que algo no va bien en la DGT. Que miles de personas tuvieran que sufrir la incompetencia de sus responsables, debería tener consecuencias más contundentes que echarle la culpa a quienes, en una operación retorno mal planificada, sufrieron horas y horas de atascos, con frío, nieve y penurias.

Aunque nos llega una buena noticia porque el Foro Social Permanente asegura, que en un plazo máximo de 6 meses se producirá la Desmovilización (disolución hablando claro) de ETA.

Posteriormente Agus Hernán portavoz del Foro ha informado de que tras una reunión en la cárcel con el portavoz del EPPK, Olarra Guridi, éste le trasladó la petición generalizada del colectivo de beneficios penitenciarios de forma individualizada, para mejorar su situación en las cárceles, así como la disponibilidad del colectivo de reconocer el daño causado y a entablar marcos de diálogo adecuados con las víctimas.

Fuera Trump sigue con sus andanzas ahora batallando contra un libro sobre sus desmanes, el cambio climático asola al país que se niega a poner medios para evitarlo y así NY se hiela de frío.

Aún así ongi etorri 2018, mal panorama traes, aunque debemos mantener la esperanza. De ilusión también se vive.

Fdo.: José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)


Villava-Atarrabia 7 Enero 2018

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